domingo, 24 de noviembre de 2019

Viernes cuentero "Teatrillo de sombras chinescas"


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Nuevo viernes cuentero... hoy nos ha visitado,no uno, sino dos duendes! La mamá y el papá de nuestro compi Alejandro y nos han traído un chulísimo cuentacuentos de sombras chinescas titulado "Un poquito más" de Yanitzia Canetti.

Si un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña,¿por qué no podría yo balancearme sobre una rama?

Así piensa un elefante despampanante que, con esa idea en su cabezota, consigue llamar la atención de los animales de la montaña,la sabana,el desierto y muchos más. Cuando se encuentra en apuros debe pedir ayuda y poco a poco se van sumando animales porque "TODOS JUNTOS, SIEMPRE PODREMOS LOGRAR ALGO MÁS".
Un cuento muy divertido que nos ayuda a entender que todos somos útiles y que en equipo todo sale mejor.
Tras el cuento, nos han preparado una manualidad en la que, cada equipo de la clase, ha creado una parte de un puzzle gigante y despues lo hemos montado entre todos. Ha quedado genial!

Gracias María y Pedro por enseñarnos de esta forma tan chula que trabajar en equipo siempre es mejor!
Hasta el próximo cuento!!

































"Un poquito más"
Por Yanitzia Canetti

Un día de mucho sol y pocas nubes, un elefante muy pesado se empeñó en subirse a un árbol grande que había a mitad de una montaña. Y tanto lo intentó, que por fin lo logró.
“Si un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, ¿por qué no podría yo balancearme de una rama en la montaña?”, pensó con entusiasmo.
Entonces se agarró de la rama más fuerte de aquel árbol, y empezó a balancearse alegremente mientras cantaba: Un elefante
se balanceaba de una rama en la montaña…
Y tanto se balanceó, que la rama se rompió. El elefante terminó rodando montaña abajo, y se lastimó una de sus cuatro patotas.
Fue tal el estruendo, que todos los animales de la montaña, el bosque, el desierto, el río y el Polo Norte, se enteraron de que un elefante se había caído de un árbol. Algunos fueron corriendo a socorrerlo.
La primera en acudir fue una cebra. Ella estaba muy cerca y alcanzó a ver la nube de polvo que levantó al caer.
---¿Necesitas ayuda amigo? ---le preguntó alarmada.
---¡Ay, sí, cebrita, cebrota, ayúdame a levantar, que me rompí una patota y no puedo caminar!
Y la cebra dijo:
---No te preocupes amigo, eso a veces pasa. Te cargaré yo solita y te llevaré a tu casa.
Entonces la cebra reunió todas sus fuerzas y trató de cargar al elefante, pero por más que trató, no lo logró.
---Eres un elefante bastante pesado. Para poder levantarte, necesito un ayudante. En eso llegó un mono desde la selva.
---¿Necesitas ayuda amigo? ---le preguntó al elefante.
---¡Ay, sí, monito, monote, ayúdame a levantar; que me rompí una patota y no puedo caminar! La cebra ya lo ha intentado pero yo soy muy pesado.

Y el mono dijo:
---La cebra no puede sola pero entre los dos, quizás.
Yo soy muy fuerte y mi fuerza puede lograr algo más. Entonces la cebra y el mono reunieron todas sus fuerzas y trataron de cargar al elefante. Pero por más que trataron y trataron, no lo lograron.
---Eres un elefante bastante pesado. Para poder levantarte, hace falta otro ayudante. En eso llegó un camello desde el desierto.
---¿Necesitas ayuda amigo? ---le preguntó al elefante.
---¡Ay, sí, camellito, camellote,
ayúdame a levantar, que me rompí una patota y no puedo caminar! Ya dos lo han intentado pero yo soy muy pesado.
Y el camello dijo:
---Entre los dos no pudieron, pero entre los tres, quizás. Yo soy muy fuerte y mi fuerza puede lograr algo más.
La cebra, el mono y el camello reunieron todas sus fuerzas y trataron de cargar al elefante. Pero por más que trataron y trataron, no lo lograron.
---Eres un elefante bastante pesado. Para poder levantarte hace falta otro ayudante.
En eso llegó un hipopótamo desde la orilla del río.

---¿Necesitas ayuda amigo? ---le preguntó al elefante.

---¡Ay, sí, hipopotamito, hipopotamote, ayúdame a levantar, que me rompí una patota y no puedo caminar! Ya tres lo han intentado pero yo soy muy pesado.
Y el hipopótamo dijo: ---Entre los tres no pudieron, pero entre cuatro, quizás.
Yo soy muy fuerte y mi fuerza puede lograr algo más.
La cebra, el mono, el camello y el hipopótamo reunieron todas sus fuerzas y trataron de cargar al elefante. Pero por más que trataron y trataron, solo lograron moverlo un poco.
---Eres un elefante bastante pesado. Para poder levantarte hace falta otro ayudante.
En eso llegó un pingüino desde el Polo Norte.
---¿Necesitas ayuda amigo? ---le preguntó al elefante.
---Ay, sí, pingüinito, pingüinote, ayúdame a levantar, que me rompí una patota y no puedo caminar!
Ya cuatro la han intentado pero yo soy muy pesado.
Y el pingüino dijo:
---Entre cuatro no pudieron, pero entre cinco, quizás. Yo soy muy fuerte y mi fuerza puede lograr algo más.
La cebra, el mono, el camello, el hipopótamo y el pingüino reunieron todas sus fuerzas y trataron de cargar al elefante. Trataron y trataron y casi lo logran, pero se rindieron de tan cansados que estaban.

---Eres un elefante bastante pesado. Para poder levantarte hace falta otro ayudante.
Una hormiguita que estaba en el árbol y que había visto
todo, quiso ayudar; pero era tan pequeña y tan poquita cosa que no se había atrevido. Por fin se animó y dijo:
---Oigan amigos, tal vez yo pueda ayudar también. Seríamos seis.
Los demás animales no sabían de dónde salía aquella vocecita hasta que el pingüino se dio cuenta.
---¿Túuuuuuuuu? ---le dijo burlonamente a la hormiga---.
¿Cómo se te ocurre meterte en un problema de mayores? Apenas puedes con una miguita de pan. Bah, no nos hagas perder el tiempo, amiguita, esto es un asunto demasiado serio. Regresa a tu hormiguero.
Pero la hormiga insistió tanto que el elefante dijo:
---Ay, sí, hormiguita, hormigota, ayúdame a levantar, que me rompí una patota y no puedo caminar! Ya cinco lo han intentado pero yo soy muy pesado.
Y la hormiguita dijo:
---Entre cinco no pudieron, pero entre los seis, quizás. Yo no tengo tanta fuerza, pero es un poquito más.
La cebra, el mono, el camello, el hipopótamo, el pingüino y la hormiguita reunieron todas sus fuerzas y trataron de cargar al elefante. Trataron y trataron. Y otra vez, trataron y trataron. Y una vez más trataron y trataron. Y casi lo logran, casi, casi, casi lo logran hasta que ¡lo lograron!
Y todos dijeron con alegría: ---Eres un elefante
bastante pesado. Pero para ayudarte, no hizo falta un gigante. Y ahora ya sabemos, por nuestra propia experiencia, que hasta un POQUITO puede ¡hacer la GRAN diferencia!

FIN

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